Sauna en casa

Una sauna de infrarrojos es un tipo de sauna que utiliza paneles de rayos infrarrojos para generar calor, en lugar de calentar el aire como lo hacen las saunas tradicionales. Este tipo de sauna se distingue por su método único de calentamiento y por los beneficios específicos que ofrece. La temperatura dentro de una sauna de infrarrojos oscila entre los 35ºC y 50ºC, lo que es significativamente más bajo que en las saunas tradicionales. La humedad relativa en una sauna de infrarrojos es mínima y nunca supera el 20%, creando un ambiente seco en contraste con la sauna de vapor. El calor en una sauna de infrarrojos se genera mediante paneles que emiten rayos infrarrojos, calentando directamente a las personas dentro de la sauna en lugar de calentar el aire circundante, lo que permite una penetración más profunda del calor en el cuerpo. Las saunas de infrarrojos, al igual que las tradicionales, suelen estar construidas con madera, ofreciendo una experiencia estética y confortable. Las sesiones en una sauna de infrarrojos suelen durar entre 30 y 40 minutos, y debido a la menor temperatura, el usuario puede permanecer más tiempo en la sauna, facilitando una sudoración gradual y sostenida.

Entre los beneficios de una sauna de infrarrojos se incluyen la relajación del sistema nervioso, ayudando a reducir el estrés y la tensión, la eliminación de toxinas mediante la sudoración intensa, mejorando la circulación sanguínea al dilatar los vasos sanguíneos. También es ideal para el alivio de dolores musculares y rigidez, ya que el calor penetra profundamente en los tejidos. Mejora la piel, limpiando los poros y dejándola más tersa y limpia, y puede inducir el sueño, actuando como un inductor natural. Además, es útil como complemento deportivo para la recuperación muscular y el calentamiento antes de actividades físicas debido a la capacidad de calentar directamente los músculos.